25 enero 2009

Tropecé de nuevo con la misma piedra

Dije que no iba a hablar de política y mi promesa sólo ha durado un día. No he podido resistirme a reproducir aquí un artículo de Periodista Digital que resume mis pensamientos políticos recientes.

"Tengo un reproche para usted, señor Zapatero"


(PD).- Si sumamos la torpeza operativa del PP al virtuosismo en el manejo de la propaganda que luce el Gobierno Zapatero, el líder que no rectifica, tendremos a la vista el pilar que sostiene una realidad tan pintoresca como nociva para los intereses básicos de la Nación.

Explica Manuel Martín Ferrand en ABC que durante 2008, como efecto principal de una crisis que el PSOE no quiso reconocer para ganar las elecciones del pasado mes de marzo, se han creado en España más parados -1,28 millones- que en ninguno de los años precedentes desde la muerte de Francisco Franco.

Es el dato más dramático, ni tan siquiera el más grave, que sirve para acreditar el gran fracaso de un Gobierno en el que, junto con su pánfilo presidente, demuestran su incapacidad funcional todos los ministros del área económica.

En la calle el sentimiento es otro. El bombardeo mediático con el que la máquina socialista castiga a la sociedad ha transmutado valores y mucha gente bien intencionada ha llegado a creer que Zapatero es un líder providencial, benefactor del pueblo, impulsor de las artes y las ciencias y gran constructor del bienestar nacional.

Lástima, añaden en su inducida reflexión, que la oposición que protagoniza el PP sea tan retrógrada y perversa. Algunas escandalosas peripecias generadas en el seno del partido de Mariano Rajoy, que no le son imputables al Gobierno, le aportan verosimilitud a esa falsa e injusta sensación colectiva.

Este lunes, en ceremonia artísticamente orquestada por TVE, un centenar de ciudadanos, seleccionados con todas las garantías de la muestra demoscópica, le dirán a Zapatero: «Tengo una pregunta para usted».

Ahí arranca la mistificación. Tras la primera aparición presidencial en tan exitoso y torticero programa, a la vista de lo acaecido desde entonces y tras considerar la inacción gubernamental ante la doble crisis que nos angustia -la global y la específicamente española-, lo lógico y natural sería que ese centenar de ciudadanos se congregaran con un común denominador distinto: Tengo un reproche para usted.

Una entrevista persona frente a persona, como la que le hizo David Frost a Richar Nixon después de su impeachment -ahora evocada por una película que está en la cartelera-, es difícil de resistir.

De ahí que, en la evolución de la propaganda, los entrevistadores fueran sustituidos por paneles de periodistas que, sin orden ni concierto, disparan sus preguntas mientras se anulan los unos a los otros.

La muestra de un centenar de personas, el último grito en sucedáneos de la inteligencia entrevistadora, disminuye al mínimo el riesgo al que se expone el líder de turno.

A mayor extensión, menor intensidad. Así se puede perpetuar la falacia: lo que nos pasa se le debe atribuir a la oposición antes que al Gobierno y Zapatero es el bien absoluto sin mezcla de mal alguno.